jueves, 4 de septiembre de 2008

UN RECUERDO EN BLANCO Y NEGRO

Cuando el calendario apuñaló el espejo, encendí otro cigarrillo...Las semanas se acortan pegadas al milagro tecnológico de quien busca en el pasado las respuestas del futuro. Una suerte de falta de esperanzas, agonía de sueños, calcinación de valentías supuestas en alguna noche de bar, o un colorido retorno a las épocas en que los colores eran mas intensos y claros, épocas en que la vida se ofrecía como ofrenda a un nuevo Dios, descubierto por azar, detrás del gatillo...La inclinación de la balanza , con cada vez menos objetivos tachados de la lista, y con otros definitivamente borrados por falta de tiempo o exceso de relojes-gacelas... El tiempo, único verdugo preciso, paciente espera sentado al final, recogiendo la lienza y los anzuelos que nacen unidos al umbilical sonido del primer llanto, nos deja correr, avanzar a nuestro antojo, como un poderoso delfín volando, que aunque muestre poderío y belleza en sus saltos, presiente que no queda mucho por hacer... El tiempo tiene la facultad de recordar muy bien los pecados de lesa individualidad, (será que la humanidad es lesa también), y nos arrincona sutilmente con el mismo ritual del delfín, dirigiendo la orquesta macabra del destino, de la estación última, la de los vagones vacíos...El tiempo entrega puentes como amigos, amores y los otros, nos entretiene en las pancartas más gloriosas y nos hace sentir que avanzamos, sin darnos cuenta que ese avance corresponde solo a sistemático levante de los anzuelos... El tiempo nos hace mirar atrás, recordar, visitar, vivir los mismos guiones pero en escenarios en blanco y negro, y nos vestimos de ayer, y nos reímos nuevamente del mañana, acorazados en un minuto de paz, un minuto robado del ayer, con los mismos ojos pero otras vidas...Y vemos de pronto a la niña jugando frente al espejo, corriendo con una muñeca entre los árboles llenos de ciruelas vírgenes en su muerte de sal, con el olor a la tierra mojada que tanto seducía las narices infantes. Y vemos de nuevo a la joven cargada de sueños, riendo en la mesa, y es entonces cuando identificamos la libreta en la que escribimos los sueños a realizar, la misma libretita que hoy se llena de borrones y conformismos...Hoy aprendí que mis letras albañiles construyen puentes, aun cuando no sabemos en que orilla la amnesia hará su juego, o en que momento tendré la valentía de cruzarlo, y enfrentarme a mi mayor miedo, el calendario... Cada ángel que ha salido de mi pasado a beberse una copa conmigo, me recuerda todos los pecados cometidos, y el efecto mariposa de cada una de esas acciones...Sigo aquí, pero no por mucho tiempo, mi vocación de muerte ajusta las circunstancias, los preparativos de la boda con el señor de fría sonrisa, ese que me enamoró hace tanto y que de vez en cuando me hace besar su aliento como prueba de la proximidad...Cuando el calendario apuñaló al espejo, éste último entendió que los años vienen en guerrilla, entendió que mis cigarros no alcanzan sino solo para mi, sobretodo, en las noches de batalla, en las noches en las que el recuerdo del pasado nos enseña que es el tiempo...Hay un ángel sobre mi cabeza, o dentro de ella, como una gaviota de mares celestiales, como una golondrina que perdió el destino, o como dos ojos perpetuados, que me instan a volar, sin conocer mi miedo a las alturas...Que se me quedó en ese tan aseado ayer, que no me deja vivir este futuro sin remordimientos? en que parte del viaje, deje de buscar mi presente?, Que gran presagio esconde el retrovisor que hace olvidar al parabrisas?...Una catedral sin salida, un pergamino con mi libertad escrita, un negro verdugo, similar a dios pero menos cruel, sonríe sentado en su trono de greda, en espera de mis pasos, cada vez mas cansados...Todos cargamos un crimen, en el bolsillo...

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